Como escuela católica y parroquial expresamos nuestra pertenencia a la Arquidiócesis de Córdoba y nos reconocemos como Comunidad Educativa Pastoral que busca generar un estilo de enseñanza basado en la constitución de una auténtica relación interpersonal entre quienes la componen, a través de la formación integral de la persona en sus aspectos religioso, moral, social, intelectual, físico, cultural y afectivo.
El discernimiento de los signos de los tiempos actuales y la proyección hacia el futuro se constituyen en el desafío educativo como escuela católica, cuya referencia siempre es la centralidad de Jesucristo como modelo perfecto de vida. La Encarnación es el misterio fundamental desde el que comprendemos el sentido de nuestra escuela. La experiencia de vida comunitaria que Jesús aprendió con María y José nos anima a hacer experiencia de comunidad en los diferentes espacios escolares.
Se reconoce el compromiso social con impacto en la Comunidad Escolar; con el fin de trasmitir un estilo en los modos de construir relaciones marcado en la atención y el cuidado de las personas, las formas de resolver conflictos, de establecer criterios y elaborar juntos estrategias para solucionar diferencias, negociar aspectos de la vida cotidiana y encontrar caminos posibles sobre valores y sentidos de la acción realizada, atendiendo a la reparación, reconciliación y resolución.
Es por esto que, el Acuerdo Escolar de Convivencia del Instituto Parroquial San José de Nivel Primario, es fruto del aporte de todos los integrantes de la Comunidad Educativa: estudiantes, personal docente, no docente, familias y directivos, quienes participamos en un proceso que tuvo diferentes instancias y modalidades en el transcurso de dos años de trabajo.
Es una invitación a pensar y reflexionar acerca de las relaciones interpersonales que tienen como marco las instituciones educativas con el fin de lograr una convivencia armoniosa de respeto mutuo.
¡Que San José, nuestro patrono, nos anime en la tarea educadora a toda la Comunidad Educativa y que María Santísima nos proteja bajo su manto de amor, ternura y alegría!
Quienes formamos parte de las Instituciones Educativas fuimos convocados desde las Políticas Educativas del Estado, a trabajar en los Acuerdos Escolares de Convivencia, entendiendo que la convivencia escolar debe ser abordada como un aprendizaje, poniendo a los estudiantes en el centro de la dimensión formativa y a los adultos de la comunidad educativa comprometidos con dicho proceso de formación.
El proceso de elaboración de los AEC en el Instituto Parroquial San José se llevó a cabo con la participación de todos los actores institucionales en distintos momentos y con diferentes dinámicas de abordaje. El mismo tuvo como objetivos analizar colectivamente la realidad Institucional, desnaturalizar modos de funcionamiento escolar, construir un modo de convivir democrático entre los que habitamos la escuela, recuperando el valor de las normas e implicó los siguientes pasos:
El Acuerdo Escolar de Convivencia nos permite definir, a partir de la participación de toda la comunicad educativa, un marco de acuerdos y normas que ayude a regular y orientar las prácticas sociales y pedagógicas promoviendo el aprendizaje de la convivencia, del vínculo pedagógico y de las relaciones interpersonales.
La convivencia es un proceso dinámico y de construcción colectiva que permite entablar relaciones interculturales, democráticas, pacíficas, de respeto por la dignidad, la diversidad y los derechos humanos entre los integrantes de la comunidad escolar, favoreciendo ambientes propicios para el aprendizaje.
La convivencia es fundamental para aprender a aprender, al tiempo que constituye un fin en sí misma, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir, promoviendo el desarrollo integral del ser humano (Delors, J.1996. Los Cuatro Pilares de la Educación).
Como escuela parroquial abordamos este trabajo en el marco del Proyecto Educativo Pastoral Institucional de nuestra escuela Educando desde la fe para la Vida: “El Instituto Parroquial San José se propone la formación integral de sus alumnos, mediante la interacción personalizada de educadores y educandos, en la cual éstos, progresivamente, participan en su proceso perfectivo para alcanzar el uso responsable de su libertad y la doble síntesis de Fe-Cultura y Fe- Vida, como expresión de la dignidad humana y del sentido trascendente de la vida (PEI 3.4.1)”.
La interrelación entre los distintos miembros de la Comunidad Educativa, debe estar sostenida en valores consensuados y aceptados. Compartimos la convicción de que la vida en comunidad es la que forma y educa a las personas. La vida de comunidad nos ayuda a conocernos y reconocernos en el vínculo con el otro, pero también nos demanda continuamente atención al prójimo, disposición de servicio, comprensión, tolerancia intervención solidaria y el respeto por la diversidad en todos sus sentidos.
En este sentido la participación colectiva de la comunidad educativa, manifestada a través de debates y consensos ha permitido pensar un cuerpo normativo que ponga en marcha la relación organizada entre las personas, constituyendo así este Acuerdo Escolar de Convivencia.
Confiamos en que será un dispositivo que aporte un marco común con sentido pedagógico al quehacer de la escuela, respondiendo a una real transformación educativa que contribuya a mejorar la convivencia institucional y social.
El presente Acuerdo Escolar de Convivencia nos da un marco normativo que orienta y promueve el aprendizaje de la convivencia, las relaciones interpersonales y el vínculo pedagógico. La participación colectiva de toda la comunidad educativa, dentro de un enfoque relacional nos permite una nueva mirada en el modo de abordar las situaciones problemáticas, y los conflictos como así también la búsqueda de posibles soluciones.
La comunidad educativa de Nivel Primario ha acordado que las normas son fundamentales en la formación de la persona y en el proceso de enseñanza y de aprendizaje ya que favorecen la convivencia en un clima de respeto, armonía, responsabilidad y solidaridad. Todos aprendemos a través de las normas, los valores y pautas para relacionarse con el otro en su singularidad, a comunicarnos de manera asertiva y actuar en forma responsable.
Nuestro fundamento como escuela parroquial es la dignidad de la persona, imagen y semejanza de Dios y la búsqueda del bien común. Muchos valores se desprenden de ellos que son compartidos y vividos como comunidad escolar: respeto, tolerancia, responsabilidad, compromiso, solidaridad, servicio, aceptación de la diversidad, diálogo.
Con el objetivo de reafirmar el carácter educativo de las normas, se pensaron sanciones escolares que promuevan el ejercicio reflexivo y responsable de las propias acciones y su repercusión en cada espacio compartido en la vida con otros.
I. Cuidado de sí mismo
Consideramos como un valor ético fundamental de todo ser humano: el respeto por la vida, el respeto por el cuidado del cuerpo y el respeto por los distintos momentos educativos como crecimiento personal y comunitario. Por ende la vida está relacionada al cuerpo como expresión de nuestro ser en la sociedad porque permite a la persona reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades propias, las del prójimo y las del mundo que lo rodea con el fin de tener una sana y pacífica convivencia.
Promovemos la presentación personal de todos los miembros de la Comunidad con adecuada higiene y correcta vestimenta, siendo un signo de respeto hacia uno mismo y hacia el prójimo. Entendemos que la asistencia, la puntualidad y la permanencia en todos los momentos del proceso socio- educativo son importantes para un desarrollo integral de la persona en la vida institucional. Esto hace visible el respeto, el esfuerzo, el orden y la construcción de la autonomía, por ende no se aceptarán acciones opuestas a estos valores, que irrumpan las prácticas escolares y atenten contra la formación integral de la persona afectando a la Comunidad Escolar.
II. Cuidado del otro
En el Instituto Parroquial San José consideramos que la familia es la primera educadora, y la escuela colabora con ella en la educación integral de sus hijos, debido a esto, es importante la participación comprometida de todos los miembros de la comunidad escolar a través del acompañamiento, en las instancias educativas que así lo requiera la Institución. Es espíritu de nuestra institución desarrollar integralmente las dimensiones de la persona, por ello se fomentará la responsabilidad, el diálogo cordial, el bien común, la aceptación, la tolerancia y el trabajo con otros, para lograr una sana convivencia entre todos los miembros de la comunidad. En este sentido destacamos que la comunicación entre los diferentes miembros, ha de ser asertiva, respetando los canales formales, la intimidad de los involucrados, evitando rumores, distorsión de la verdad y sobredimensión de la palabra circulante. Todos los miembros de la comunidad educativa tendrán especial cuidado en el uso de vocabulario, modales y comportamiento hacia cualquier miembro de la Institución o hacia sus representaciones tales como los símbolos patrios y religiosos. No se aceptarán, además, las distintas formas de maltrato entre las personas (verbal, gestual, escrito, físico y psicológico), actitudes que empañen las relaciones saludables entre los actores institucionales.
En este tiempo actual, en el Instituto Parroquial San José se apuesta a la alfabetización digital como agregado a la formación integral de los alumnos, y a sus consecuentes y novedosas formas de comunicación interpersonal, favoreciendo su uso responsable y prudente. Ante esto, sólo se propiciará el uso de TIC´S con fines educativos.
III. Cuidado de la infraestructura
En el Instituto Parroquial San José valoramos las cosas materiales y ambientales como medios para la concreción de fines determinados ya que facilitan los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Alentamos el uso responsable y compartido del cuidado de los materiales, mobiliario, pertenencias propias y ajenas que tengan como fin la educación de los miembros de la Comunidad. Propiciamos el orden, la limpieza, el cuidado de espacios, equipamiento, materiales propios y del bien común, como responsabilidad de todos los miembros de la comunidad. Se espera que sean valorados positivamente y sea responsabilidad de todos, su mantención y cuidado. Por lo tanto, no se aceptarán situaciones que impliquen el descuido, el daño, o el extravío de elementos escolares destinados al proceso de enseñanza-escolar, propio y de la comunidad.
La convivencia supone la observación de valores y las normas asumidos por cada miembro de la escuela. Estas nomas obligan a todos por igual siendo los adultos (docentes, no docentes, familia) los que tienen la función de sostenerlas ante los estudiantes y de acompañarlos en el proceso de asumir la responsabilidad de sus actos, como así también en el caso de los adultos.
Las normas son inseparables de las sanciones. Toda instancia sancionatoria debe contemplar un espacio de diálogo, reflexión y compromiso con los valores de la escuela. También deberá priorizar la reparación de los vínculos interpersonales o con la institución.
La sanción debe tener valor formativo y no punitivo, ya que forma parte del proceso educativo, que busca la progresiva autonomía de la persona, su implicación y su posicionamiento activo como sujeto responsable de sus actos. El modo y significado de la sanción tendrá diversidad y se establecerá en relación con la norma y la transgresión cometida. Si se transgreden será esperable una consecuencia, la sanción. El incumplimiento o trasgresión de las normas de convivencia implicará la aplicación de sanciones que tendrán un carácter educativo.
Se considerarán las siguientes modalidades de sanción, cuya aplicación no será taxativa, es decir que la aplicación de una no significará quitarle efecto a otra sino que pueden complementarse una con otras, buscando restaurar el equilibrio perdido por la transgresión a la norma.
Atendiendo a la edad evolutiva de los miembros de la comunidad educativa, a la trayectoria escolar, las sanciones deben respetar los principios de gradualidad, es decir, los procesos previos a la advertencia y la proporcionalidad, esto es que la sanción tenga relación con la transgresión y siempre contextualizar la falta considerando el Enfoque relacional como un nuevo paradigma que sustenta este AEC.
Consideramos falta leve aquella que irrumpe el normal desarrollo de las actividades escolares, es una acción que perturba y/o molesta a otros, altera la convivencia escolar sin que involucre daño físico o psicológico a otro miembro de la comunidad.
Por otro lado, será falta moderada aquella que pone en riesgo a la propia persona, a los demás actores institucionales o al edificio escolar y altera el adecuado desarrollo de los procesos educativos.
Finalmente, la falta grave es aquella que directamente afecta y/o perjudica a la propia persona, a los demás actores institucionales o al edificio escolar, de manera explícita y directa atentando contra la integridad física, psicológica, ética o moral.
Se considerarán las siguientes modalidades de Sanción: