
La infancia es el tiempo en que se construyen certezas sobre el mundo, los otros y uno mismo.
En el Nivel Primario, cada día invita a descubrir, a pensar juntos y a crecer en comunidad con alegría, seguridad y sentido.
El aula es un espacio de vida, un lugar lleno de oportunidades para crecer, estar junto a otros, conocerse a uno mismo, perderse y volverse a encontrar. En el nivel primario aprendemos explorando:
La escuela es, sobre todo, un lugar de encuentros. En el juego, en la conversación, en el trabajo en equipo, los niños y niñas descubren que aprender juntos expande posibilidades.
Cada vínculo es una oportunidad de reconocerse, de cuidar y ser cuidado, de aprender a convivir con respeto y afecto. Allí crecemos con sentido de comunidad.
Leer, escribir, calcular, pensar, argumentar: cada nuevo paso abre puertas a aprendizajes más complejos.
Aprender en la primaria es sembrar la certeza de que siempre habrá un camino nuevo por descubrir, un horizonte por alcanzar y un saber que nos invita a crecer.
La forma de expresarnos abre la ventana al interior.
Cuando un niño o niña logra contar lo que piensa, mostrar lo que siente o crear algo propio, descubre su voz en el mundo. Y en ese intercambio, crece la confianza y el asombro de reconocerse capaz. Expresarse es encontrarse, y encontrarse es crecer junto a otros.
En la infancia, los valores dejan de ser palabras para transformarse en gestos concretos. Es en el día a día donde comienzan a consolidarse esas actitudes que acompañarán toda la vida. El juego, el trabajo en equipo y el encuentro con otros se convierte en oportunidad para vivir la empatía, la solidaridad y la responsabilidad, haciendo de los valores una forma de sentir y de actuar.
Nuestro proyecto pedagógico pastoral impulsa una formación que es para toda la vida.
Nos une la educación de nuestros niños y niñas. El jardín marca el inicio de una nueva etapa, llena de descubrimientos y emociones tanto para los niños y niñas, como para la familia.
Sabemos que cada transición es única y puede generar inquietud, pero es un viaje que acompaña la construcción de su confianza y seguridad. Las familias tienen un rol clave en este proceso y juntos lo hacemos posible desarrollando herramientas con charlas y talleres para impulsar un proceso fluido, donde cada niño y niña se sienta seguro, valorado y listo para crecer.
Turno Tarde de 13:30 a 17:50
En la primaria, cada niño y niña abre la puerta al mundo de posibilidades, descubriendo espacios que despiertan talentos, amplían horizontes y fortalecen su desarrollo integral.
La creatividad, el movimiento, la fe, la expresión y la curiosidad despiertan el don de cada estudiante, invitándolos a explorar el mundo desde distintos lenguajes y a reconocerse capaces de mucho más de lo que imaginaban.
El corazón también aprende. La catequesis es un espacio para conocer el amor de Dios, a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Rezar, celebrar juntos y descubrir que la fe ilumina cada momento de la vida, es un aprendizaje interior que es para toda la vida. En nuestra comunidad, niños y niñas reconocen que creer es caminar acompañados, y que la amistad con Dios se cultiva con sencillez, alegría y gratitud.
La tecnología es la herramienta que transforma la curiosidad en creación. Explorar, programar, armar y resolver desarrolla el pensamiento computacional, crítico y creativo. Aprendemos a usar los recursos con responsabilidad y a descubrir el puente digital para crear, compartir y construir juntos.
Aprender idiomas es descubrir que el mundo es más grande y cercano de lo que imaginamos. Es reconocer que las palabras viajan y nos conectan con realidades distintas. Cada nuevo aprendizaje abre una ventana al futuro y amplía los horizontes. Hablar otra lengua es también aprender a mirar con respeto y curiosidad otras culturas.
El ritmo, la melodía y el canto despiertan una sensibilidad única. La música enseña a escuchar, a esperar el turno, a descubrir que el silencio también habla. En este espacio aprendemos la armonía del trabajo en conjunto, el valor de la práctica y la emoción de expresarse con autenticidad.
El movimiento es descubrir el potencial del cuerpo para alcanzar nuevas metas. Jugar en equipo, comprender las reglas y establecer acuerdos se convierten en aprendizajes que trascienden el deporte. Cada práctica enseña a superar límites, a cuidarse, a confiar en que el esfuerzo constante abre caminos de crecimiento y a valorar el esfuerzo compartido en equipo.