Parroquial San José

Te damos la bienvenida a nuestro Jardín

Aquí empieza a escribirse la historia

El jardín es el lugar donde dar el primer paso, descubrir el mundo y descubrirse a sí mismo.

Cada día es una oportunidad para crecer, jugar, aprender y descubrir. Sabemos que los primeros años son decisivos, por eso creamos un espacio donde cada niña y niño puede sentirse en confianza, acompañado y contenido.

El jardín no es solo un lugar: es la primera gran aventura fuera del hogar. Y en ese comienzo, cada niña y niño necesita cuidado, atención, ser mirado y escuchado. Porque cada niña y niño es único, y su infancia es la página donde empieza a escribirse su historia.

Las experiencias que marcan la infancia

El aula es un espacio de vida: cálido, seguro, lleno de oportunidades para crecer, explorar, reír, ensayar, intentar y volver a intentar. En el jardín aprendemos jugando:

Viaje hacia adentro

Lo que no se expresa, no se comprende. Lo que no se comprende, no se transforma.

Cada niño y niña necesita aprender a reconocer cómo se siente, ponerle nombre a sus emociones y descubrirlas. En el jardín, cada vínculo, cada historia compartida, cada cuento despierta la imaginación y abre la puerta a su mundo interior para expresarse sin miedo y aprender a escuchar al otro con empatía.

La puerta al mundo

Lo que no se expresa, no se comprende. Lo que no se comprende, no se transforma.

Cada niño y niña necesita aprender a reconocer cómo se siente, ponerle nombre a sus emociones y descubrirlas. En el jardín, cada vínculo, cada historia compartida, cada cuento despierta la imaginación y abre la puerta a su mundo interior para expresarse sin miedo y aprender a escuchar al otro con empatía.

La expresión interior

Cada trazo es una historia y cada color, un sentimiento que se expresa. Pintar, modelar, recortar, colorear, crear: son formas en las que los sentimientos encuentran su voz.


El arte busca que dejen una parte de sí en cada creación, que descubran que pueden expresarse más allá de las palabras, y que cada producción, así como lo hacen, lo piensan, lo imaginan y sueñan, tiene valor.

El poder de la pregunta

La infancia está llena de preguntas. “¿Por qué?” “¿Y si…?” “¿Cómo se hace?” En el jardín esas preguntas se celebran y se despiertan, buscan contagiar a otros porque en conjunto aprendemos más y mejor. Cada día es una invitación a investigar, observar, descubrir. La curiosidad es el motor que impulsa el desarrollo, y el jardín es el lugar propicio para indagar.

Y las familias, protagonistas también, encuentran en nosotros un equipo cercano, disponible y comprometido.

Porque elegir el jardín no es solo elegir una escuela: es elegir el primer entorno fuera del hogar. Y ese lugar tiene que estar a la disponible para la infancia.

Nuestro proyecto pedagógico pastoral impulsa una formación que es para toda la vida.

Educamos desde la fe
porque el verdadero aprendizaje
nace en el corazón.

De la casa al jardín: un mundo por descubrir, una vida por construir.

Nos une la educación de nuestros niños y niñas. El jardín marca el inicio de una nueva etapa, llena de descubrimientos y emociones tanto para los niños y niñas, como para la familia.


Sabemos que cada transición es única y puede generar inquietud, pero es un viaje que acompaña la construcción de su confianza y seguridad. Las familias tienen un rol clave en este proceso y juntos lo hacemos posible desarrollando herramientas con charlas y talleres para impulsar un proceso fluido, donde cada niño y niña se sienta seguro, valorado y listo para crecer.

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De la casa al jardín: un mundo por descubrir, una vida por construir.

Nos une la educación de nuestros niños y niñas. El jardín marca el inicio de una nueva etapa, llena de descubrimientos y emociones tanto para los niños y niñas, como para la familia.


Sabemos que cada transición es única y puede generar inquietud, pero es un viaje que acompaña la construcción de su confianza y seguridad. Las familias tienen un rol clave en este proceso y juntos lo hacemos posible desarrollando herramientas con charlas y talleres para impulsar un proceso fluido, donde cada niño y niña se sienta seguro, valorado y listo para crecer.

🎵 La música despierta la sensibilidad.
A través del ritmo, el canto y el juego sonoro, los niños y niñas aprenden a escuchar, a expresarse y a conectar con sus emociones. La música les permite decir lo que aún no pueden poner en palabras y vibrar con lo que les emociona.
Descubrir palabras en otro idioma corre el límite de lo conocido y exploran el mundo es más amplio de lo que imaginaban. Palabras nuevas abren caminos nuevos. A través del juego, las canciones y las situaciones cotidianas, incorporan conocimiento, desarrollando una mente abierta, flexible y curiosa por lo diverso.
En un contexto donde la tecnología forma parte de su vida, estos espacios les brindan herramientas para que este mundo sea divertido y a la vez productivo, un espacio donde puedan crear, además de disfrutar. La programación y las propuestas con dispositivos estimulan el pensamiento lógico, la resolución de problemas y, sobre todo, la imaginación para hacer realidad sus ideas.
A través del movimiento, los niños y niñas no solo se expresan: se descubren. Saltar, correr, trepar, caer y volver a intentar es mucho más que jugar: es construir confianza. Cada desafío les enseña que pueden, que son capaces, que su cuerpo los acompaña. En cada actividad se practica, se intenta, se aprende a esperar y a compartir. En este Jardín moverse es crecer por dentro.
Desde la fe descubren una comunidad que los abraza. Se siembran en ellos valores como la solidaridad, la gratitud y el respeto por la vida. En ese despertar espiritual, aprenden a mirar con el corazón, a reconocer lo precioso en sí mismos y en los demás.

En estos primeros años no solo se aprenden contenidos: se forma la mirada con la que verán el mundo. Y eso, lo cambia todo.

Horario

Salas de 4 años

Mañana: 8:30 a 12:30 h

Horario

Salas de 5 años

Tarde: 13:30 a 17:30 h

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